Este fin de semana nos fuimos dos o tres amigos de pesca, al embalse de Orellana, y la verdad es que no tuvimos ni una sóla picada de carpa. Parece ser que los ciprínidos están en plena breza y hacen caso omiso a nuestro alimento.
Eso sí, vimos un montón de carpas o, más bien decir carpones, que pasaban por la orilla constantemente, pero que no se disponían a comer.
"La verdad es que este año las carpas no están entrando nada bien", esperemos que pronto cambie el panorama.
Así que Carlos, Felipe y un servidor, pues nos pasamos las horas entretenidos con el lance. Fueron varios black bass los que mordieron el vinilo, la rapala... pero eran muy pequeños.
Carlos llegó a coger el padre de todos ellos, un black bass de
1, 980 kg, ¡pedazo de pez!.
1, 980 kg, ¡pedazo de pez!.
Yo lo más grande que pesqué fue casi una insolación y este lucio que, tenía sobre su costado derecho las heridas de colmillos que un pariente suyo le propinó, pero que por suerte llegó a escapar, y por supuesto le dimos otra oportunidad de seguir sumergido en el embalse, al devolverlo al agua, al igual que las demás capturas.